Agilidad en la Empresa

Introducción a la gestión de proyectos Agile

Qué significa hoy la Agilidad para las empresas? Es atender rápido a nuestro cliente sin hacerlo esperar? Es acelerar nuestra logística? Es actualizar nuestros productos con frecuencia? Es incorporar componentes digitales en nuestros productos y servicios? Posiblemente es eso y más.

En el invierno del 2001, 17 desarrolladores de software se reunieron en el Lodge at Snowbird ski resort en Utah y plantearon el Agile Manifesto como respuesta a los muchos retos que existían y existen el día de hoy en la industria del software. (quédate conmigo, en un momento regresamos a los negocios)

Establecieron en dicho manifiesto cuatro valores y doce principios enfocados a resolver los problemas clásicos como:

  1. Proyectos que no acaban en el tiempo o que no acaban del todo
  2. Proyectos que sobrepasan su presupuesto
  3. Proyectos que no cumplen con las necesidades del cliente
  4. Proyectos que no cumplen con las expectativas futuras del negocio o cuando acaban ya son obsoletos
  5. Proyectos con mala calidad
  6. Sistemas y documentación sumamente complejos que se vuelven muy difíciles o imposibles de mantener

El grupo formó lo que se llamó la Agile Alliance. A su vez del manifiesto se desprende a través del tiempo la creación de múltiples métodos y organizaciones de desarrollo de software ágil como por ejemplo: SCRUM, hoy muy difundido. Mike Cohn de Goat Software define SCRUM como: “un proceso ágil que permite enfocarse en generar [crear] el máximo valor para el negocio en el tiempo más corto”.

El modelo ágil de desarrollo de software cobra un increíble auge y es cada vez más utilizado en un mundo que es todos los días más digitalizado y dinámico. Finalmente, con la digitalización misma de los negocios, son los negocios (ahora en todos sus ámbitos) que comienzan a adoptar técnicas ágiles de organización.

Veamos como los valores del Agile Manifesto se relaciona con las realidades actuales:

Individuos e interacciones sobre procesos y herramientas. Hay más valor en la interacción de las personas en la organización que activa la comunicación, la creatividad y la innovación sobre problemas reales. Esto es más importante que la implementación de sofisticados procesos y herramientas aunque estas en un final también tienen lugar de ser.

Software funcionando sobre documentación extensiva. Esto lo podemos interpretar como negocio funcionando sobre exceso de diseño. Es más importante tener cosas funcionando y evolucionando que el exceso de formalidad y documentación cuyos volúmenes responden más bien a políticas arcaicas que a necesidades reales de eficacia y eficiencia. Cuántas veces hemos visto la contratación de consultorías para crear modelos y manuales sofisticados solo para que entren inmediatamente en el olvido?

Colaboración con el cliente sobre negociación contractual. Esto es auto-explicable. En nuestro negocio por ejemplo, si pones sobre el escritorio el contrato significa que estamos en graves problemas y no nos hemos podido poner de acuerdo. No significa que no hay que cumplir los acuerdos formales, sino que hay muchas cosas que no se pueden predecir en un mundo y proyectos tan dinámicos y por tanto un contrato no lo es todo. Es necesario mantener una colaboración de pares, de socios para mantener una situación dinámica de ganar-ganar.

Respuesta ante el cambio sobre seguir un plan. Los planes son nuestra mejor estimación de una situación futura. Por tanto, no dejan de ser una estimación que se vuelve más y más obsoleta e inexacta mientras avanza la realidad. Por tanto, si tienes un proyecto de un año de duración al final del proyecto, si te apegas al pie de la letra al plan puedes tener un resultado obsoleto. En los métodos ágiles nos enfocamos en crear valor de negocio lo más pronto posible y evolucionar, eso sí con una visión muy clara. Llegamos hacia el resultado final mediante construcción de cosas (tu dirás: “procesos”, “productos”, “eficiencias”…) que sirven y que en cada iteración son mejores y mejores. Esto también significa que muy temprano sabemos qué no funciona y lo desechamos en vez de aferrarnos a ello.

Los métodos ágiles son potenciados en una cultura organizacional Lean y en particular con Kaizen y el proceso PDCA.

Referencias: